"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte".
Minerva Mirabal, 1960
Hoy si las hermanas Mirabal (mariposas) estuviesen vivas tendrían todavía bastante por qué luchar, (conscientemente omito estadísticas), por eso sigue siendo el 25 de noviembre un día para conmemorar. Sin embargo, este año caí en la cuenta que también hay que celebrar a todos esos hombres -todas conocemos más de uno- que viven su masculinidad lejos de los estereotipos: verdadero hombre y verdadera mujer; a sabiendas que mantenerse firmes tiene un costo dentro del gran grupo con que deben convivir. Ni qué decir de aquellos que han acompañado abiertamente en la lucha por la reinvidicación de los derechos de las mujeres. Y es que esa lucha atañe a todas las personas, no solo a las mujeres y va más allá de hacerse cargo de los trabajos que estuvieron reservados desde siempre para las mujeres ó sentirse cómodos expresando sus sentimientos, significa ir poco a poco deconstruyendo juntas -todas las personas- los privilegios que ha creado/invisibilizado la sociedad para con el sexo masculino, y no es lo mismo aceptar encargarse de una actividad que renunciar a un privilegio del que -en algunos casos- ni se tiene consciencia. Eso no se cambia de la noche a la mañana por ello seguimos -y cada vez somos más - todos juntas en tiempos de mariposas, en tiempos de no claudicar, en que no se vale ser tolerante.
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