jueves, 15 de marzo de 2012

Honor al campeón del mundo

Los zapatos de Nery Brenes son especiales: no le tienen miedo al viento ni al polvo ni a los zapatos que corran a la par en busca de llegar a la misma meta. Tocan el suelo, agarran velocidad y no tienen derecho a decir “Ya no más”; tienen sus ratos de descanso, a la par de la cama, y saben que el día de mañana el sol saldrá de nuevo. Los zapatos de Nery se han tropezado. Hace poco, casi llegando a la meta, cuando tenía el oro cerca, muy cerca, se cayeron; entonces se habrán dolido y se habrán frustrado.


Pero como son zapatos especiales, saben perdonarse a sí mismos y recobraron fuerza; decidieron que la caída fue ayer y que mañana es otro día. Mañana llegó. Los mejores del mundo se miden para ver quién es EL MEJOR. Todos son buenos, pero ninguno tiene los zapatos del que nació en Corales 2 de Limón, la provincia más abandonada de un país pequeño que está en Centroamérica. Talvez por eso, porque están acostumbrados a que todo cuesta, porque saben que la madre está grave y ella está viéndolos competir…por todo eso, los zapatos de Nery vuelan hoy en esta Competencia Mundial. Es en Estambul y todo el mundo los verá.

Dan la orden de salida, y los zapatos de Nery saben que huele a oro y que todo cuesta. Saben que participar no es suficiente –aunque qué lejos han llegado!-, pero no conocen la resignación ni la mediocridad. Ahí van los zapatos, en el carril de afuera, sudan, sudan mucho, se agitan, pero ven la meta; los otros tendrán historias propias de esfuerzos, pero a los zapatos de Nery les ha costado mucho llegar acá. Continúan, imparables, casi levitando, son 400 metros y cuando ven tan cerca la meta, se pasan al carril primero.

La ven, la ven cerca, ahí está la meta, ya casi, está tan cerca el oro, la madre orgullosa, el niño que crece y ve al padre, ya casi, siguen, no paran, los demás zapatos no interesan, estos son de Limón señores, del Caribe, del rice and beans, del pati y de la madre que una vez más aprieta las manos y sentada en la silla grita “Vamos, mi amor, ya casi, la tenés, la tenés, seguí, falta poquito, seguí amor, la tenés, la teneeeeessssss, el oro es tuyo!”. Los zapatos de Nery llegan de primero, se adueñan del oro, estallan de la felicidad, abrazan a su dueño, lloran de alegría, son los mejores del mundo porque no le tienen miedo al viento ni al polvo ni a los zapatos que corran a la par en busca de llegar a la misma meta.

Yo quiero esos zapatos para ponérmelos, para ponérselos a mis hijas, para mi matrimonio, para mi empresa, para mis sueños, para mis amigos… Los zapatos de Nery son especiales y el oro, el oro es para ellos.


Enviado por una de las lectoras del blog que es corredora, quien indica que el texto es de autor desconocido. Y nos dice que en Costa Rica si hay modelos que emular.

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