jueves, 8 de marzo de 2012

Las desigualdades que sufren muchas mujeres mantienen vigente la lucha


Me declaro a favor de la conmemoración del día de la mujer trabajadora porque hay luchas que no han terminado y por tanto debe permanecer en la memoria, en la consciencia lo que significa la batalla. De manera tal que se afiance el valor y el coraje de insistir que el único derecho que no se reclamará es el de desistir, el de darse por vencida, el de dejar de trabajar por la defensa de los derechos, de aportar para una educación primaria igualitaria, un acceso igualitario a oportunidades de trabajo, capacitación, ciencia y tecnología, salario, dignidad, participación, protección frente a la violencia que viven a diario mujeres trabajadoras alrededor del mundo.

Aún cuando el inconsciente colectivo mantiene ridiculizadas las cualidades femeninas hay que volver la mirada –a los puntos cardinales que bien define Ospina- la rebeldía ante todo aquello que disminuye la altura de un ideal, la capacidad de oblación propia del amor, la genialidad de la inteligencia de lo específicamente femenino y la defensa de la dignidad inalienable de la persona en los más desposeídos de la tierra.
 
Trabajar duro y con excelencia todos los días es el mejor homenaje a los hombres y mujeres que a lo largo de la historia han luchado por la igualdad y un deber con las generaciones que vienen atrás.

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