Con esto de la gira a ver las lechugas hidropónicas de Choni, me pareció justo buscar una receta y sus propiedades, y les comento que desde ahora soy fan de la lechuga. Resulta que así de sencilla como la vemos a diario en la mesa, las lechugas en general son ricas en ácidos: alfa-linolénico, ascórbico, aspártico, cítrico, glutamínico, linoleico, oleico, málico, oxálico, palmiticao, esteárico (hojas), betacaróteno (hojas), fibra (hojas) pectinas (hojas) lactucina, vitaminas: A,C,E, B1, B2, B3 (hojas), aminoácidos: alanina, cistina, histidina, glicina, isoleucina, leucina, lisina, serina, tirosina, valina (hoja) y minerales: potasio, calcio, magnesio, sodio, azufre, hierro, aluminio, cobre, cobalto, silicio, selenio, circonio, itrio (hoja) estroncio (tallo).
Se reconocen usos medicinales en uso interno y externo, menciono algunos. Uso interno: propiedades diuréticas, carminativas, mejora la circulación, disminuye el colesterol, propiedades sedativas por lo que ayuda a calmar los nervios, controlar las palpitaciones y dormir mejor por las noches (antes de ir a dormir una buena ensalada de lechuga con aceite de oliva). Uso externo, sus propiedades emolientes permiten utilizarla para mitigar dolores por golpes, torceduras, esguinces, contusiones y similares (decocción de las hojas tiernas durante 15 minutos en agua, colar, dejar enfriar y aplicar como un cataplasma, pueden añadir unas gotas de aceite de oliva), para el cuidado del cutis hay mascarillas y cremas limpiadoras. Un uso externo que llamó mi atención lo pongo en la receta, en un rato.
TIPS de conservación, no almacenarla junto con manzanas, peras o plátanos, estas frutas particularmente emiten gas etileno natural que acelera la pudrición de la lechuga. No corte ni aderece la lechuga mucho antes de servirla pues deteriora la vitamina C, su aspecto y sabor crujiente. Recuerde que para conservar su óptimo valor nutritivo se debe comer fresca y con su sabor crujiente.
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